Valla
cumpleaños pasé. No sé porque pero, todo salió perfecto. Con mi familia bien,
con mis amigas igual, y con Pablo genial. ¿Qué más podía pedir? Pues una moto.
Y ahí la tenía, era roja, y reluciente y con una velocidad flipante. O bueno…
Eso es lo que les dijo a mis tíos el pibe de la tienda. Yo aún no la había
probado. Tenía un día bastante movido. Por la mañana, hablar con Pablo. Ni me
imaginaba la vergüenza que me daría, por lo que llegué a una conclusión:
evitarle, ¿Su finalidad? no hablar con él. Al acabar las clases, a empezar las
lecciones de moto. Y nada más acabar, a casa de Laura, a estudiar matemáticas. Y
ahora pues… A vestirme corriendo que he quedado con Marta donde siempre.
Empezamos
a andar rumbo al colegio. Marta y yo hablamos de todo un poco, pero los temas
principales eran tres: Pablo, Iván (Un tipo al que le está empezando a gustar)
y mi moto.
Al
llegar tocó lengua. Habíamo llegado un poco tarde y ya eran y media. Entra la
gente, incluido Pablo, y nada mas verle, me giro. No quiero mirarle. Que corte.
Comienza la clase. Don Leopoldo empieza a explicarnos cosas sobre Cervantes.
Valla coñazo. Diez minutos después, ya está Marta, para entretenerme la hora:
-
Tía
joder. Que pesados estáis. Toma una nota de Pablo.
Me
dispongo a abrirla, cuando oigo un silencio repentino en la clase. Me temo lo
peor. Me giro. Ahí esta don Leopoldo, mirándome, a mí, y al papel que tenía
sobre mis manos.
-
Ahiahiahi…
Señorita López, entregeme ahora mismo ese papel. ¿Quién se lo ha enviado?-Dijo
mi profesor.
-
Nnnnnnno
sé- Balbuceé. Nunca me habían pillado. Y no estaba segura de quién era el
culpable.
-
En
ese caso… ¿Por qué no averiguarlo?-De pronto, me quitó el papel de las manos.
Ya poco podía hacer.- Veamos lo que pone.- Y el profesor, se limitó a leer en
voz alta, aquella nota.- Helena: En el intercambio de clase, pide ir al baño y
esperame en el parque del instituto. Yo aré lo mismo. Y así, podremos hablar
tranquilos. Con cariño. Pablo.
No
podía creerlo. El profesor acababa de leer en voz alta, la nota que me había
mandado Pablo.
Pero lo que no sabía era que lo peor estaba por llegar.
-
Me
parece muy… Tierno por tu parte, señor Martínez. Y ¿Por qué iba yo a impedir
que se viese usted con la señorita Helena? Ahora mismo se van a venir conmigo
los dos, les voy a dejar donde habían quedado y no se van a mover de ahí. Así
podrán hacer lo que tenían que hacer ¿No? Pues vengan ahora mismo.
Estaba
petrificada. No podía creerlo, me limité a, seguir al profesor. Cuando llegamos
nos dijo:
-
Sentaros
aquí, y no os mováis. Adios.
Era
difícil de creer. Estabamos Pablo y yo, sentados en el banco del parque del
insti. Cuando no hubo ni rastro del profesor. Pablo me dijo:
- Helena… Por fín solos. Te tengo que decir
una cosa.
jajaja que profe más enrollao, nop? xd
ResponderEliminar¡Hola! Desde hace tiempo sigo tu historia y me gusta mucho. Yo también escribo una, y me encantaría que te pasarás a leerla y darme tu opinión :)El título es entre el sueño y la realidad, aunque luego lo cambiaré xD De momento tengo poco subido, pero iré subiendo un capítulo cada viernes, o lo intentaré :)
ResponderEliminar¡Muchas gracias y espero que te guste!:)