Helena:
Era
solo para decirte que muchas felicidades. Que no te pude felicitar está noche,
porque me surgió un improvisto muy urgente.
Ademas
quiero,que sigas igual de especial, y que me gustaría hablar contigo mañana.
Nada
más. Un beso. Y feliz cumpleaños.
Pablo.
No
puedo parar de leerla. Aun no me lo creo.
Cuando se la he enseñado a las chicas en el recreo, se han quedado muy
sorprendidas ellas también. Porque aunque sean mis amigas, creo que saben que
no tengo esperanzas con él. Pablo.Pablo.Pablo.Pablo. Dios mío. Es tan mono. Y
pensar que estube a punto de olvidarle para siempre… Y ¿Qué me querrá decir?
Según Marta, quiere demostrar su amor hacia mí, y la opinión de Julia ha sido que;
lo único que quería era un par de tetas. Alicia me ha comentado que, nunca me
fíe de un tío, y menos, si ese tío era Pablo. Su hermanastro. Laura dice, que
será lo que dios quiera. No sé que pensar. Estoy confusa. Y cuando les he
contado a las chicas todo lo que me dijeron de él, esta noche, sobre porque no
me había felicitado, por sms, lo único que me han podido decir es: Será
gilipoyas. Yo también pensaba eso hace cosa de 5 horas. Pero mi mundo ha
cambiado por completo. La vuelvo a leer. Su caligrafía es perfecta, preciosa. Me
encanta. Estoy enamorada. Voy a ver si está conectado.
-
Helena,
dice la tía mar, que bajes que vamos a tomar la tarta.-Dijo mi hermana,
asomando la cabeza por la puerta.- ¡Yo quiero el “Felicidades” escrito con
chocolate blanco!”.-
-
Ahora
voy Claudia. ¿El tío Kiko ya ha recogido a Jaime de la guardería?-Respondí.
-
Sí,
y se está portando fatal. ¡Se ha comido todas mis galletas!-Dijo Claudia,
enfadada.-No
pude evitar sonreir. A mi primo le encantan las galletas. Recuerdo cuando
nació. Fue solo dos días después de mi cumpleaños, y, mis tíos, me decían, que
era otro regalo de cumpleaños. Dentro de dos días, cumple tres añetes. Y sin
duda lo fue. El mejor de todos.-
-
Ahora
voy pequeña. Dame un beso anda, que luego comes ración extra de tarta y
solucionado.
-
Bueno
vale…-Claudia me dio un beso sabor galleta, salió del cuarto y bajó las
escaleras. Apagué el orde. Luego la leí otra vez más, y la guardé como un
preciado tesoro. Bajé yo también. Al segundo vi a todos alrededor de la gran
tarta hecha por mi tía.
-
¡Cumpleaños
feliz, cumpleaños feliz, te desamos Helena, cumpleaños feliz!-Cantaron todos a
coro, excepto mi primo, claro está, que el se digna en mirar a la tarta con
cara de hambre.
-
Muchísimas
gracias, en serio, tíos, primo, hermana. Mil gracias.
Comimos
la tarta, y mi tía, dijo:
-
Helena,
sal fuera de casa.
-
Am…
Vale.-No sabía porque pero hize caso a mi tia- Y salí. Ahí estaba, Era
preciosa. La moto. Mi moto.
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